Corrección del pezón invertido para una lactancia sin dificultades

pezón invertido lactancia

El pezón invertido, también conocido como pezón umbilicado o retraído, es una alteración común que puede pasar desapercibida hasta que llega el período de lactancia. Se trata de una condición que no suele suponer un problema grave en sí, aunque sí que puede generar dificultades al amamantar, además de producir un impacto estético que repercute en la mujer. Por suerte, en la actualidad existen diferentes soluciones para el pezón invertido lactancia, incluyendo procedimientos no invasivos.

¿Cómo afecta el pezón invertido a la etapa de lactancia?

Dependiendo del grado del pezón invertido, puede llegar a interferir en la lactancia. Durante este período el bebé no succiona solo el pezón, sino que abarca buena parte de la areola. Sin embargo, cuando hay tejido fibroso que retrae el pezón o hay una ausencia de filamentos musculares que permiten su proyección, la lactancia puede resultar dolorosa o incluso imposible para la madre. En otros casos, aunque no haya dolor, un pezón muy invertido puede dificultar el agarre del bebé, lo que a su vez puede provocar frustración y abandono precoz de la lactancia.

Los tratamientos invasivos y no invasivos según el grado

El tratamiento para el pezón invertido varía según el grado de cada caso. Así, el mejor método siempre es evaluado por los especialistas. Por lo general, existen dos tipos de abordajes: los quirúrgicos y los que no emplean cirugía.

Corrección quirúrgica de pezón invertido lactancia

La cirugía de pezón invertido es sencilla, mínimamente invasiva y ambulatoria. El procedimiento se centra en liberar las fibras y los conductos que provocan la retracción del pezón hacia el interior de la mama. Sin embargo, en la actualidad existen diferentes técnicas que mejoran los resultados y reducen las molestias propias de una operación.

El tratamiento quirúrgico suele reservarse para los casos de grado II y III, y en aquellos en los que existe un dolor persistente o el pezón invertido genera problemas en el período de lactancia. También en aquellas circunstancias en las que esta condición afecte a la autoestima y otros métodos no hayan dado los resultados esperados.

Soluciones no quirúrgicas a los pezones invertidos

Si el pezón invertido es leve y no causa molestias, existen ciertas opciones no quirúrgicas. Por ejemplo, hay técnicas de manipulación, como los ejercicios de Hoffman, que sirven para estirar los tejidos progresivamente. También se puede recurrir a dispositivos de succión o al uso de formadores de pezón antes de la toma del bebé.

Todas estas soluciones requieren de constancia y no siempre son efectivas; de nuevo, dependerá de la gravedad.

No siempre supone un problema en esta etapa y no es una afección grave. Sin embargo, aunque no llegue a causar molestias, el impacto en la autoestima o la posibilidad de que exista una patología subyacente hace que sea conveniente su tratamiento. En Clínica Menorca tienes a un equipo especializado que puede evaluar tu caso y resolver todas tus dudas, así que consúltales sin compromiso.

¿Qué es el pezón invertido?

El pezón invertido se da cuando, en lugar de sobresalir hacia afuera, se encuentra retraído hacia el interior de la areola, dejando un hueco o concavidad. Puede afectar a una o a las dos mamas y puede darse de forma congénita, es decir, desde el propio nacimiento, o bien puede desarrollarse con el tiempo debido a cambios producidos en el tejido de los senos. Existen tres grados de pezón invertido según las dificultades que existan para revertirlo:

  • Grado I: el pezón se puede exteriorizar con facilidad con presión manual y sin molestia. Después, se retrae lentamente.
  • Grado II: se puede revertir con algo más de dificultad que en el grado anterior y, además, vuelve a su posición inicial con rapidez.
  • Grado III: el pezón permanece invertido y no existe posibilidad de revertirlo.

Las causas del pezón invertido dependen de cuándo se originan. Si es congénito, esta condición suele ser benigna, aunque puede afectar a la autoestima. Sin embargo, cuando esta afección es adquirida y se desarrolla de manera abrupta, conviene hacerle un seguimiento por si se acompaña con otros síntomas como dolor o cambios en la piel del pecho.

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